Ya desde la adolescencia practicaba los sueños lúcidos y desdoblamientos astrales. En mis mejores noches lograba recordar hasta siete sueños de toda índole, comunes, lúcidos, interpretativos y hasta premonitorios. Era apasionante hacer en cuarta dimensión cuanta locura se me ocurría; teletransportación, telekinesis, invisibilidad, volar, atravesar la materia y transformarse era entre otras cosas; lo que me apasionaba de tomar control de mis viajes. Pero Luego de un accidente automovilístico en el año 2000, mis poderes oníricos descendieron notablemente.

En el año 2019 justo antes de pandemia sentí la necesidad de aprender a usar el péndulo así que asistí a un curso para aprender radiestesia. Inicié practicando con amigos y familiares confirmado lo que la intuición me decía.

En marzo del 2021 tuve una experiencia mística en cuarta dimensión, en la cual me inyectaban luz en forma de fractales y frecuencias en la frente y en los oídos. Después de este evento mi intuición empezó a crecer aún más y empecé a sentir lo que las demás personas sentían. En ese momento todo eso fue demasiado abrumador y de manera inconscientemente lo bloqueé.

Para el 2022 la búsqueda de mi propósito era una prioridad para lo cual solicité a la divinidad laborar en un lugar de paz y silencio; así que fui favorecido con un contrato en una biblioteca en el corazón de una ciudad comercial. Allí en un cargo de atención al público ejercité y pulí mi percepción energética, intuición y sensibilidad.
Descubrí en mi labor, que estaba rodeado de algunas personas especiales; Elena, una mujer de cabellos plateados y ojos brillantes que parecían contener el universo entero. Elena era una mujer que podía comunicarse con los ángeles y para aquellos que la conocían era luz y alegría. Su conexión con lo divino la llenaba de una sabiduría serena y una compasión infinita. Con frecuencia, recibía mensajes sutiles que guiaban su camino y el de quienes la buscaban en busca de orientación.
Marco, un hombre de mirada penetrante y manos hábiles que irradiaban una energía palpable. Con Marco establecí especial amistad y para mí era un verdadero maestro de los chakras. Con su don, podía percibir y manipular la energía que fluía a través del cuerpo humano, sanando las heridas del alma y restaurando el equilibrio perdido. Su presencia era reconfortante, sin embargo, solo su familia era bendecida con su alivio y renovación.
Laura, una mujer de espíritu libre cuya conexión con la naturaleza trascendía los límites de lo común. Laura tenía el don de comunicarse con los animales, comprendiendo su lenguaje silencioso y compartiendo con ellos una profunda empatía. Fue con Laura que entendí que la energía ofrece un tipo especial de intimidad, cuando el chakra corazón se abre puedes leer a las personas. Laura fue para mí un libro abierto; y maravillosamente ella se prestaba para mis preguntas aparentemente sin sentido, solo con el ánimo de confirmar mi intuición.
Clara, una mujer cuyos ojos podían ver más allá de lo físico. Clara tenía el don de percibir la energía que emanaba de las personas, viendo los colores que reflejaban sus emociones y pensamientos. Aunque su habilidad era ocasional y fugaz, su visión había ayudado a muchos a comprenderse a sí mismos y a sanar las heridas invisibles que llevaban dentro.
Elena, Marco, Laura y Clara trabajaban en el mismo recinto, pero ninguno conocía de sus poderes. Sus miradas se encontraban, y sentían (supongo) una conexión inexplicable, como si fueran piezas de un rompecabezas destinadas a encajar juntas.
Así pues, llegué a aquel lugar a descubrir los poderes de Elena que podría invocar la guía de los ángeles para iluminar el camino, Marco que podría armonizar los chakras y fortalecer el cuerpo, Laura que podría conectar con la naturaleza para sanar el alma, y Clara que podría ver la verdad en los corazones de los demás. De un modo u otro estos grandes seres le dieron una orientación a mi visión de vida y paso fugaz por esta institución.

Los nombres del relato anterior fueron cambiados para proteger la identidad real de los personajes.

En este periodo de tiempo mi gusto por la lectura se afianzó en mis géneros favoritos: superación, autoayuda, salud y espiritualidad.

La divinidad me orientó a prestar servicio al público en general aun cuando sigo en proceso de recuperar los dones bloqueados y de despertar aquellos que tenia en retornos pasados.

Mi intención es documentar mi camino y ayudar a cuantas personas pueda en el suyo aprendiendo y sirviendo; con la mejor disposición para brindarle una orientación oportuna a mis consultantes.